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El exilio: una pérdida irrecuperable

Actualizado: 30 nov 2022

La realidad era yo en mi pequeñez, sin más arma que mi inteligencia, sin más capital que

mi voluntad y mi perspicacia, mi capacidad de juicio para buscar mi propio destino.

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El exilio, una pérdida irrecuperable. En abril de 1939, España no solo había perdido vidas por la Guerra Civil, sino que también perdió a todas aquellas personas que se exiliaron, huyendo de la dictadura. Mentes, identidades e historias que no retornaron y acabaron diluidas en sus nuevos destinos. Como Rosa Chacel, muchos de los intelectuales, "sin más arma que su inteligencia", se vieron obligados a desarrollar su trabajo desde la soledad y desde un punto de vista mucho más externo que el que se estaba viviendo en el interior del país.


Prensa y sociedad se aunaron con el objetivo común de defender lo que había sido la República y lo que querían que España fuera en el futuro: una España libre de fascismo. A pesar de las dificultades para llevar a cabo esta producción mediática, jamás perdieron la esperanza ni olvidaron sus ideales. Fueron muchos los artistas, escritores, jóvenes universitarios e intelectuales que cruzaron la frontera y se convirtieron en lo que conocemos como periodistas. No solo es una hazaña el haber sobrevivido al exilio, sino también el haber conseguido ser profesionales de la información sin pretenderlo. Sus manos expertas al redactar transmiten de manera fidedigna una realidad que estaba aconteciendo en estos momentos. No por prescindir de un título universitario de Periodismo, son menos admirables, sino todo lo contrario. El hecho de que fueran capaces de ejercer una disciplina que no era la suya, de manera autodidacta, es una muestra de su valía, superando todas las expectativas.


La motivación que los llevó a iniciarse en este mundo mediático no fue solo la defensa de sus propios ideales, sino también el deseo ilusorio de que el franquismo llegase a su fin. El fin de la dictadura significaba volver al calor del hogar, reencontrarse con sus seres queridos, velar a los fallecidos y retomar la normalidad dentro de lo posible. Una normalidad que tardó tanto en llegar que muchos no pudieron vivir el alzamiento de una España democrática. Historias que no fueron contadas, ahora llegan a nosotros a través de nudos en la garganta, lágrimas retenidas y un deseo de no dejarlas exiliadas en el olvido.


 
 
 

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Exiliados en la memoria

Miriam Gómez Sanz

Sara Ruiz Belmonte

©2022 por Exiliados en la memoria

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