Ni lo que fuiste, ni lo que serás: Campos de concentración
- SARA RUIZ BELMONTE
- 25 nov 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 30 nov 2022

¿Regresar? ¿Cuándo? Este lugar
es todo el tiempo. Lo sabes,
lo sentiste, comenzaste a vivir en él,
al observar tu cuerpo involuntario
buscar por ti -sin ser- tu cuerpo.
Te abriste en zanja la existencia
hacia dentro de ti -pensaste-,
y en ella estás: no interno,
no externo, no en mitad y mitad
-momento equilibrado,
perfección inocente de ti mismo-.
No hay redención de lo que fuiste,
ni de lo que serás. No estás pasando. Reencuentro de una familia en Argelès-Sur-Mer
Este lugar es todo el tiempo. Robert Capa
Emilio Prados
Francia, 1939, Campo de concentración Argelès-sur-Mer. Sufrir los horrores de un campo de concentración y jamás volver a ser quien eras.
Imágenes que hieren la sensibilidad, imágenes que quedan grabadas en la retina y te hacen pensar en todos aquellos exiliados alejados de sus hogares. En la entrada de hoy, he decidido centrarme en uno de los crueles destinos en los que terminaron algunos españoles tras la Guerra Civil. Para ello, he seleccionado la fotografía de Robert Capa, destacado fotoperiodista y reportero de guerra, que documentó la dura vida en los campos de internamiento.
Nos trasladamos a 1939, a Francia, a la localidad de Argelès-sur-Mer y a una lúgubre escena, en la que observamos a una familia separada por una alambrada. Estamos en uno de los principales campos de concentración franceses, construidos para albergar a parte de los refugiados españoles que consiguieron traspasar los Pirineos y huir del fascismo que sobrevolaba España. Sin embargo, el destino no les deparó un camino fácil sobre el que fraguar sus vidas: «Para muchos de ellos, Francia era el paradigma de aquello por lo que creían luchar: la libertad, la igualdad, la fraternidad» (Monzón, 2019). Este campo, situado en plena playa, se convirtió en una jaula de alambre de espino, repleta de caos, incertidumbre e insalubridad. Como nos muestra la imagen, un lugar en el que los españoles tuvieron que rehacer sus vidas, pero que poco tenía de hogar: «Era como si fuéramos animales. Había unas alambradas, en el interior estábamos los españoles y detrás la mar» (Gómez citado por Monzón, 2019).
Los refugiados españoles recibieron una acogida fría y desalentadora por parte de los franceses, ya que los antecedentes de la prensa española de derechas no dejaron en buen lugar a los republicanos, acusados de revolucionarios, rebeldes y asesinos. Por esta razón, ciertas esferas de la sociedad francesa vieron con malos ojos la llegada de los exiliados a sus costas. Esto es lo que precisamente pretende reflejar Capa con la imagen. La historia que cuenta es la historia de familias sin rostro ni identidad, que vivieron todo tipo de penurias y adversidades: escasez alimenticia, falta de higiene, epidemias y hacinamientos. Con imágenes de esos momentos nos hacemos una idea de la trágica experiencia que supone el exilio: el construir una vida fuera de casa, separado de tu familia y bajo condiciones mínimas. Miramos a sus ojos y, en ellos, vemos el miedo y el intento de sobrevivir día a día. Solo llegan a nosotros emociones de tristeza, añoranza, melancolía e impotencia, al visualizar la triste escena de la que muchos todavía no son conscientes en nuestros días.

Sin embargo, dentro de toda la oscuridad hallamos un halo de esperanza que permitió que estos españoles exiliados pudieran seguir reivindicando sus ideales republicanos. Las herramientas fundamentales fueron la cultura y el periodismo. En los campos se crearon los "barracones de cultura", en los que se llevaban a cabo todo tipo de actividades educativas, desde instrucción académica, centrada en sobrevivir al exilio; hasta la publicación y edición de una cabecera denominada Boletín de los Estudiantes. En ella, aquellos que no eran periodistas al uso contaban sus experiencias diarias, la lucha por la vida en aquellos países y las noticias que acontecían a la España de Franco. Asimismo, se crearon comisiones de Cultura, Deportes y Propaganda, apoyadas por los profesores, maestros y estudiantes que formaban parte de la Federación Universitaria Escolar (FUE).

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