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La mujer en el exilio: un recuerdo olvidado

Actualizado: 30 nov 2022



Caminos, kilómetros de tiempo,

nada puede apartarme de la guerra,

de sus muertos escondidos en mi infancia.


Y la vida nada sabe de este hoyo,

abierto aquí en corazón.

Beben tierra los ríos como antes ,

las estrellas se persiguen en el mar,

el monte se hace altar para la nieve

y el sol deja que la sombra juegue contra el árbol.


Todavía los niños juegan a la guerra,

y la flor es asombro y soledad.

Es tarde y quiero dormir,

pero la noche está llena de muertos .

[...]

Una mujer quiere barrer el nuevo día

con su vieja escoba,

y en la orilla de un colegio dos niños luchan

mientras los otros ríen.

Ya nadie habla de la guerra.

Neus Catalá

La guerra y yo, Carmen Castellote

Queridos lectores, ha llegado el momento de contar la historia de personas que fueron relegadas al olvido. La historia de mujeres que una parte de la historiografía actual no quiere recordar. El exilio no fue únicamente masculino, sino que ellas también lo sufrieron y, por ello, sus historias también merecen un hueco en nuestra memoria.


Neus Català, única superviviente española del campo de concentración nazi de Ravensbrück. Nacida en Tarragona en 1915, cruzó la frontera pirenaica con 180 niños que cuidaba como enfermera en Barcelona, en los últimos días de la Guerra Civil. El feminismo, el comunismo y el antifascismo fueron la bandera bajo la que luchó toda su vida. Sin embargo, el destino no le deparó un futuro esperanzador tras su exilio. Las SS la reclutaron para trabajar en la industria del armamento en Holleischen, pero ni bajo estas circunstancias se doblegó o abandonó sus ideales. Como forma de resistencia creó el "Comando de las gandulas", formado por mujeres que boicotearon e inutilizaron unos diez millones de balas. Puede parecernos una iniciativa menor, pero el hecho de inutilizar balas permitió salvar miles de vidas. Asimismo, demostró, una vez más, que la guerra y la violencia nunca son el camino hacia la evolución.


Antes de ser deportada a los campos de concentración alemanes y, posteriormente, ser liberada, vivió su exilio en Francia, donde realizó una importante lucha antifascista de manera clandestina. Aunque fuese enfermera, sabía del cuarto poder que movía a la sociedad en esos momentos: la información y el periodismo. Colaboró con la Resistencia Francesa, usando su propia casa como centro difusor de mensajes que promovían la lucha contra los nazis. Su hogar se convirtió en una especie de editorial precaria, en cuyo mando se encontraba ella misma, aunque no fuera una periodista al uso. Transmitía los mensajes y todo tipo de documentación que pudiese servir a la resistencia antifascista. Asimismo, a finales de los años 60 comenzó a recopilar testimonios de mujeres reportadas y, en 1984, publicó "De la resistencia y la deportación: 50 testimonios de mujeres españolas". Su recorrido profesional continuó en décadas posteriores con la publicación de otros libros como "Testimoni d'una supervivent" o sus memorias en la obra "Cenizas en el cielo", novelada por Carmen Martí. Esta es la clara muestra de que su experiencia en el exilio va intrínsecamente unida a la de la primitiva experiencia periodística.

La que era una enfermera de vocación, se convirtió, sin pretenderlo, en una periodista a la que admirar por sus valores y su gran labor reivindicativa. Neus Català fue una mujer que nos representa y que luchó por los derechos humanos, por todas las desamparadas que sufrieron los horrores del nazifascismo y por todas nosotras.



Como ella, encontramos muchos ejemplos en aquellas que marcharon al exilio y vieron en el periodismo y las cabeceras, la oportunidad de continuar la defensa de la República desde la distancia. Gracias a ello, las mujeres construyeron unos pilares firmes sobre los que defender la libertad y la democracia, en una época en la que estos valores estaban quedando en el olvido. Todo ello, con la dificultad añadida de ser mujeres, las cuales quedaban fuera de la esfera pública, social, cultural y política. Si miramos a Català a los ojos, a ese número 50446, a ese pijama de rayas, vemos el rostro del sufrimiento, el miedo y la impotencia de vivir lo inhumano de los campos de concentración. Sin embargo, este rostro es también el reflejo del activismo, de la lucha y de la resistencia.


En definitiva, la mujer no tuvo un papel menor al del hombre. Fue la piedra angular sobre la que se sostuvieron miles de familias exiliadas. La mujer recompuso la casa, mantuvo las costumbres, llevó una cierta cotidianidad al hogar y continuó reforzando la infancia y la educación de los niños. Llegar a un nuevo destino, con nada más que recuerdos de lo que había sido España, no era fácil. Construir una nueva vida de cero supuso mucho esfuerzo, tanto físico como emocional y psicológico, y las mujeres se hicieron cargo de esta tarea y se convirtieron en el puente entre el exilio y la dictadura. Mujeres rompedoras, que luchaban por sus sueños de igualdad y libertad. Mujeres que barrían el nuevo día, buscando una España democrática, pero no cualquier democracia. Las Sinsombrero, como Rosa Chacel, Ernestina Champourcín, María Zambrano, María Teresa León, Maruja Mallo o Concha Méndez. Políticas como Dolores Ibárruri (La Pasionaria), Victoria Kent o Margarita Nelken. Y todas aquellas mujeres sencillas y anónimas. Sus nombres quizá no nos hayan llegado, pero la estela de su labor sí.


A vosotras os lo debemos todo.



Bibliografía

Baquero, J. M. (17 de octubre, 2019). Mujeres del exilio republicano: la historia silenciada de la lucha feminista y el antifranquismo. elDiario.es. https://www.eldiario.es/sociedad/mujeres-republicano-silenciada-feminista-antifranquismo_1_1305089.html


Biografía.- Neus Catal, superviviente catalana del nazismo y activista antifascista. Europa Press. https://www.europapress.es/catalunya/noticia-biografia-neus-catala-superviviente-catalana-nazismo-activista-antifascista-20190413192810.html

 
 
 

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Exiliados en la memoria

Miriam Gómez Sanz

Sara Ruiz Belmonte

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